Hasta la madre de carros

Nunca me han interesado los automóviles. Mi auto ideal es aquel que no me deje tirado y listo. Que el modelo, que la cilindrada, que la chingada me vale madre. Con que no se pare en medio de la calle con eso es suficiente para mí.

Pues ya me dieron una regañada porque traigo mi carro pa la madre. No anda cargando y eso es muy desesperante en estas fechas en que uno anda de un lado para otro.

Todo empezó un buen día que iba para Sam’s, iba a comprar pantalones porque no tengo. Tampoco sé escogerlos, ni qué marca es la mejor. Como una vez me salieron buenos unos Lee pues de esos quería.

Nos paramos en la gasolinera, le echaron y ya no prendió el carro.

Estábamos cerca de la casa, así que hay estoy empujando el carro hasta allá. No no mamen!

Se me bajó la presión, vomité la comida (ya cuando llegué a la casa), me tomé una coca y no se me quitó. Fuimos a Sam’s y ya me estaba muriendo en los pasillos.

Ayer dije “primero voy a mandar lavarlo porque está cochinote y luego voy con el eléctrico). Al cabo sí prendía nomás que se mataba de repente pero de que prendía prendía.

Pues a los pendejos del autolavado se les ocurrió prender el estéreo y así lo dejaron y si de por sí no cargaba pues la batería valió más madre y ya ora sí no prendió para siempre.

No pues me pasaron corriente y fui con papi porque era la posada de la empresa.

No me dio nada de navidad, ya me lo esperaba.

Llegó mi tío Victor y ya me empezó a regañar que si los niveles que el aceite y la chingada. Estudio medicina, no tengo tiempo para pensar en eso. Como que le hice caso y pusimos a cargar la batería en un tallercito que tenemos enfrente de la oficina.

Y pues ahí dejamos la batería, fui dos horas después a ver qué tal y se había desconectado sola y seguía descargada. La volví a conectar y me fui caminando a mi casa porque ya era de noche y no podía llevarme el carro.

Ora sí lo voy a llevar mañana lo juro, ya estoy cansado de batallar.