Atrapado

Hoy fui a comer a un conocido restaurant de tacos en el centro de Gómez. Iba con mi mamá, porque no quizo hacer de comer. Saliendo de ahí dejo la frase que me arruinaría el día:

Mamá: Quiero comprar unas blusas en Oporto, vamos?
Nino: Pues ya qué, ni modo que me vaya y te deje aquí.

Entramos a la conocida tienda y oh dios, el ambiente era estremecedor, pura ropa de mujer me rodeaba, mi madre veía y veía prendas y se las probaba y se las probaba para al final rechazar una por una.

En ese momento dí gracias a Dios por haberme iluminado ayer, ya que bajé unos juegos para el celular (no traía cuando lo compré). Y empecé a jugar Lumines, que por cierto es muy bueno. Así pasé media hora parado entre la ropa y entre mujeres que querían aparentar ser muy nice.

Todas se me quedaban viendo raro, y eso que no iba mal vestido ni nada, pero supongo que ver a un jóven de 20 años en esa tienda era demasiado perturbador para ellas. Incluso una me preguntó que si yo era el que atendía ahí. Tras contestarle con un seco "NO" fui con mi mamá y le dije que la esperaba afuera.

Salí a la calle con la cara pegada al celular y me senté recargado en la pared mientras jugaba. Ahora parecía emo, toda la gente que pasaba por la calle me veía extraño porque estaba sentado justo enfrente de los aparadores llenos accesorios para señoritas mientras movía mis dedos con rapidez. Tal vez creyeron que estaba mandando mensajitos de esos que se mandan los pubertos.

Así estaba yo muy agusto, iba por el segundo jefe, cuando el horror de vivir en este lugar se repitió.

MALDITA LLUVIA DE TIERRA, y luego de agua...

Tuve que pasar dos horas ahí escuchando música de Alejandra Guzmán y de Natalia Lafunoséquémadres mientras se me acababa la batería del celular y no tenía nada de señal y mi madre encantada de la vida.

Dependientas en apuros