sábado, 10 de mayo de 2008

Soy leyenda

Una vez estaba aplicando un examen de anatomía a un grupo de primer semestre del cual era yo adjunto.

Otro adjunto no sé que carajos me estaba diciendo que reprobó él o alguien Embriología.

Yo le empecé a contar mi caso.

Yo, como todos los niños de primer semestre, era inocente e inexperto en esto de la estudiada y de ir a clase los sábados a las 7 de la mañana. El maestro de Embriología era el doctor Molina (pediatra). Siempre llegaba el doctor unos 5 minutos tarde y aplicaba un examencito de 5 preguntas sobre el tema a tratar, así él se supone sabía quién estudiaba y quién no y podía dar una calificación en participación.

Yo nunca pasé NI UN SÓLO EXAMENCITO. Ese semestre se suponía habrían 3 exámenes parciales y un final. Al final del semestre sólo hubo dos exámenes parciales, en los cuales obtuve una calificación menor a 40 en cada uno. Eso sí fui a todas las clases y nunca llegué tarde.

Para el examen final yo ya estaba resignado a reprobar el semestre y volver a cursar embrio. Pero me llegó una idea a la cabeza, la única que yo veía posibilidades de poder excentar era Manzur, después de ella no había nadie... tal vez Carlos, tal vez Marín, pero también estaba yo. Las últimas clases me la pasé participando en todo lo que podía (aunque seguía sin pasar ni un examencito), no llegué tarde nunca y entregué un buen resumen de anomalías congénitas.

El día del exámen final, el doctor primero dijo a los excentos del otro grupo, fueron bastantes como 10. Manzur se encontraba a mi lado y todos seguíamos contestanto el examen como podíamos. Luego dijo a los excentos de mi grupo, ofrecía una calificación y uno podía aceptarla o quedarse a jugársela en el examen.

A la primera que dijo de mi grupo fue a Viri (ó Biri?), que era repitente y a mi parecer sí merecía excentar. Creo que le dió un 75.

La siguiente excentada fue Manzur, le ofreció un 95. Le dijo "Manzur, quiere un 95 o se quiere quedar a presentar examen?"; y Manzur lo dudó. Todos en el aula le decíamos que se fuera de ahí, que huyera y se fuera a almorzar feliz de la vida, pero la desgraciada lo dudaba. Yo a un lado de ella no pude contener mi ansiedad y le grité "ya lárgate de aquí!!!".

Siempre sí se fue y pasaron 10 minutos. No parecía que fuera a excentar a nadie más. Y de repente:

Doctor Molina: Nino. 75?

Nino: (antes de que terminara el doctor de decir 75) Obvio que me voy, adiooooós. (Sonido de puerta al cerrar).

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Después de contarle esto al otro adjunto se me quedó viendo y me dijo:

Adjunto: Ah! Entonces eres tú!

Nino: Qué?

Adjunto: Esque (sic) cuenta la leyenda que un tipo excentó Embrio sin pasar ni un examencito ni ningún parcial y que en una exposición sólo estudió su parte y lo exhibieron (sí, eso también me pasó).

Y se dibujó una sonrisa en mi cara.

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