Jueves final. Tercera parte.

Entramos a clase, a la última clase teórica de Educación Quirúrgica. En esta clase se nos explicaría el método de la cirugía de urgencia, comeríamos pizza y terminaríamos la exposición de Karla.

Entramos, nos sentamos, preparé el cañón (la mayoría de las veces usamos mi compu para exponer), y se abre la puerta.

Eran Cindy y Jenny, que llegaban tarde. Las reglas son que NO PUEDES LLEGAR TARDE, ni un segundo tarde. Si aún así quieres entrar puedes ofrecer algo al grupo, como dulces, chocolates, etc., si el grupo acepta puedes entrar.

Ofrecieron yelitos, para el calor. El doctor dijo que no porque no había "siguiente clase", que no entraran. El grupo dijo que sí entraran, que al final de clase los trajeran. El doctor dijo que no. Chávez, con su... bendita habilidad de hablar para llamar la atención dijo "Entonces nos pondremos en huelga".

Al oír a Chávez, el doctor se levantó y dijo que entonces él se iba y se fué.

Luego regresó, por su comida, y se fué de nuevo.

Muchos le rogaron, no me cuento entre ellos. Esperamos a que regresara pero no lo hizo. El ángel nos dijo que seguramente no regresaría.

"Ya se jodieron"

Yo estaba lleno de coraje, coraje porque no se imaginan lo que gastamos para preparar cada cirugía, coraje porque estaban enojado con Candelas y ahora ese enojo no significaba nada, coraje con Chávez porque ya van varias que pasa lo mismo, coraje porque le tienen que rogar a un hombrecito inmaduro.

Salió la jefa de grupo a platicar con él. No logró nada.

Resulta que el doctor a la misma hora que estaba preparada nuestra cirugía, tenía programado un examen con un grupo de grado superior. A LA MISMA HORA.

TODO ESTABA PLANEADO. Hizo todo su teatro para poder aplicar su examen.

Aún con la esperanza de que regresara fuimos a anestesiar a nuestros pacientes.

Mi paciente era un buen chico, se dejaba sujetar, no hacía escándalo, aunque era un poco grande, pesaba 21 Kg. Abrí el candado de la jaula, pero recordé que el mecate lo había dejado en mi carro. Dejé a Manzur ahí en las jaulas junto con los demás anestesiólgos y fui al carro.

Al cerrar la cajuela escuché gritos, ya me imaginaba que algo había pasado. Fui caminando muy tranquilamente de regreso y Luisa venía corriendo hacia donde yo estaba. Llegué a las jaulas y veo a mi paciente siendo atacado por un perro maldito negro que siempre odiaré. Iván les aventó un bote y el perro negro huyó. Pobrecito de mi paciente.

Me enteré que Manzur estaba dentro de la jaula con mi paciente cuando el perro negro entró y empezó a pelear con el otro. Manzur sólo se pegó a la pared mientras Saúl (bien valiente) se escondía con otras dos chavas dentro de otras jaulas.

Ya cuando terminó la pelea, Saúl nos ayudó a anestesiar al pobre paciente, cayó rápidamente.

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El doctor regresó, pero sólo a platicar por un rato, no nos concedió la cirugía, tenía otro examen que aplicar. Salimos del aula y nos quedamos a platicar sobre el semestre y otras cosas.

Escuchando al doctor sólo por obligación

Doctor odioso

Una ángel que pasaba por ahí

Mientras tanto, estos dos jóvenes siguen platicando
sobre la libertad de ideas en este mundo liberal

Manzur fue a ver a los perros junto con otras compañeras y los encontró llenos de hormigas. Los sacaron de las jaulas, los lavaron. Echaron agua con jabón alrededor de las jaulas, taparon los resumideros y aplicaron antihistamínico.

Al final del día no hubo cirugía, ya no tenemos que entregar trabajo final, ya no tenemos que darle nada, sólo estudiar para el examen final, que promete ser muy difícil.